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Reseña de la película "Bajo la misma luna"

  • Stephanie Lima
  • 5 dic
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: hace 4 días

Una historia que refleja la lucha de los inmigrantes hispanohablantes.



Imagen diseñada por Natalia Chopur con Canva.
Imagen diseñada por Natalia Chopur con Canva.

 La película “Bajo la misma luna" (Under the Same Moon), un drama ambientado en México y en EE.UU. (2007) y dirigida por Patricia Riggen, me tocó mucho el corazón porque muestra una historia conmovedora sobre el sacrificio y el amor entre una madre y su hijo. La película trata de Carlitos, un niño de nueve años que vive en México y decide cruzar la frontera para reunirse con su mamá. Rosario, su mamá, vive en los Estados Unidos y trabaja limpiando casas para darle una vida mejor a su hijo, a quién espera durante cuatro largos años. Durante su viaje, Carlitos conoce a Enrique, un hombre que al principio no quiere ayudarlo por ser egoísta; él está enfocado en sobrevivir por sí mismo. Pero con el tiempo se convierte en alguien muy importante en su camino. Mientras veía la película, pensé en cuántas familias pasan por algo parecido en la vida real.


Esta parte de la película me pareció muy humana porque Enrique representa a las personas buenas que todavía existen en el mundo. Aquellas que ayudan sin esperar nada a cambio. Al final, Enrique hace un gran sacrificio por Carlitos, y eso me hizo pensar en el valor de la solidaridad y la empatía. En un mundo en el que a veces predomina la indiferencia, esta historia nos recuerda la importancia de ayudar sin esperar nada a cambio. La solidaridad y la empatía siguen siendo esenciales para construir comunidades más humanas y justas, especialmente cuando las personas enfrentan migración, pobreza o discriminación. Enrique representa esa bondad que todavía existe, y nos inspira a no perder la fe en la humanidad.


Hoy en día, la inmigración sigue siendo un desafío enorme. Muchas personas dejan todo atrás buscando oportunidades, y a veces eso significa separarse de sus familias y amigos queridos. Me dolió ver cómo Carlitos arriesgaba tanto solo para poder ver a su mamá, pero también me hizo admirar su valentía. Esta película representa y refleja la realidad de muchos inmigrantes hoy en día. Al igual que Carlitos, miles de personas dejan todo atrás con la esperanza de construir una vida mejor en los Estados Unidos. Caminamos con sueños y fe, arriesgando nuestras propias vidas por un futuro más digno. Sin embargo, en ese camino nos encontramos con muchos obstáculos que ponen a prueba nuestra forma de ser, hablar y vivir. Aun así, la esperanza y la fuerza de seguir adelante nos sostienen. Aunque no todos logran alcanzar sus metas, cada historia es como la de Carlitos. Nos recuerda que la valentía no siempre está en llegar, si no que se trata de que nunca hay que rendirse.


Lo que más me gustó fue cómo, a pesar de la distancia, el amor entre madre e hijo nunca se rompe. Además, la película representa una conexión con la luna. La luna une a dos personas sin importar la distancia; también simboliza la esperanza, el amor, y la idea de que todos compartimos el mismo cielo, aunque estemos separados por fronteras.  Bajo la misma luna me hizo reflexionar sobre la importancia de la familia y la empatía hacia quienes emigran por necesidad. El mensaje de la película es más relevante que nunca. Nos invita a mirar con compasión a quienes buscan una vida mejor y a valorar nuestras diferencias.  Es una historia que nos enseña a mirar más allá de las fronteras y ver el lado humano de cada persona. Es una película que no solo habla de migración, sino también del poder del amor y la empatía para mantenernos unidos.



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