Mi Nombre

Foto creada por Marlee Griffin

Mi nombre es Valentina y su significado es “valentía.” Para mis padres, un nombre no es solo una palabra, sino algo que define quién soy. En la cultura latina, ser mujer ya es un reto. Crecemos con la idea de que tenemos que ser fuertes, pero no para alzar la voz, sino para aguantar en silencio. Muchas veces he sentido que mi nombre es un recordatorio de la lucha que me tocó vivir, pero también de mi deseo de cambiar las cosas.

Crecí en East Boston, mini Medellín, rodeada de mi idioma y mi cultura colombiana. El español fue mi primer idioma, entonces cuando entré a la escuela, el inglés se sintió como un obstáculo gigante. No poder leer al mismo nivel que mis compañeros hasta el tercer o cuarto grado fue frustrante. Siempre sentía que tenía que esforzarme el doble para alcanzar a los demás. Pero aprender inglés no fue solo un beneficio para mí, sino también para mi familia. Desde que lo dominé, me convertí en la intérprete personal de mis padres, la que hablaba por ellos en el banco, en el hospital y en la escuela. Es algo que muchos niños de primera generación entienden demasiado bien.

Ser la primera generación en este país significa que tu vida está construida sobre la idea de que tienes que hacerlo mejor. Tienes que romper con lo que se ha repetido generación tras generación: la falta de oportunidades, las puertas cerradas, y el miedo a no encajar no puede existir en tu realidad. Pero también significa enfrentar barreras nuevas, como el miedo de que tu nombre en un resumé sea suficiente para que un empleador ni siquiera lo lea. Es crecer sabiendo que por ser quién eres, Latina, mujer e inmigrante, el camino será más difícil. Aun así, quiero más. No quiero que mi identidad esté definida sólo por el esfuerzo y la lucha. Quiero que mi nombre, Valentina, signifique “valentía”, pero no solo para aguantar, sino para cambiar mi historia y la de quienes vienen después de mí.